ESTADOS UNIDOS: UTILIDADES ESTANCADAS
El boom en las ganancias
corporativas ha provocado que durante los últimos 25 años el mercado bursátil
estadounidense se encuentre en alza. Las utilidades globales de las empresas,
listadas en bolsa o no, se elevaron 455% en ese periodo y hoy están 35% por
encima de su promedio de largo plazo, con respecto al PBI. Se estima que el
sector privado de ese país genera US$1,000 millones cada cinco horas. Sin
embargo, la era del aumento continuo de ganancias se encuentra amenazada ya que
algunas fuerzas están menguando, tales como la globalización, el tibio aumento
de salarios, el ascenso del sector tecnológico, etc. Las blue chip están por
divulgar sus resultados trimestrales y se prevé que existan ligeras caídas.
Ante ello, los gerentes e inversionistas deben estar alertas, sobre todo por el
creciente número de empresas muy endeudas que dependen de utilidades abultadas
para mantenerse a flote.
Teniendo en cuenta que las
ganancias son parte esencial del capitalismo ya que recompensan a los
ahorradores, los ingresos netos a nivel mundial de las empresas estadounidenses
pasaron de 5.9% del PBI en 1994 a cerca de 10% en la actualidad. El economista
Thomas Piketty había anunciado que la tasa de retorno del capital excede la del
crecimiento económico, lo cual quiere decir que los dueños de las empresas
obtienen una creciente porción del producto mientras que se comprime la del resto
de la sociedad. Las ganancias con respecto al PBI alcanzaron su pico en el 2012
y a pesar de que el recorte de impuestos las impulsó en el 2018, la tendencia
ha marcado un estancamiento.
Se ha proyectado que, en el segundo
trimestre, las utilidades por acción de las empresas del índice S&P 500
cayeron 3%, el segundo trimestre consecutivo de contracción leve. La suerte individual
varía: las de General Electric se habrían reducido 91% respecto de su pico del
2015, mientras que Microsoft podría registrar las más altas desde su fundación
en 1975.
Las ganancias se han visto
reducidas debido a la globalización a pesar de que ayudó a que la eficiencia de
las empresas mejore. La participación de las ganancias antes de impuestos
generadas en el extranjero ha bajado de 35% hace una década a 25%. Las
teleconferencias con inversionistas ahora también tratan sobre las guerras
comerciales. El boom de ganancias de las últimas dos décadas se alimentó
también por el ascenso de firmas tecnológicas muy rentables como Alphabet y
Facebook. Sin embargo, sus tasas de crecimiento se están ralentizando y la
siguiente generación de estrellas (por ejemplo, Uber y Netflix) no generan
efectivo, sino que lo gastan.
En sectores como
telecomunicaciones, medios y alimentos industrializados, la competencia está
penetrando, mientras que luego de años de autorizar fusiones, los reguladores
antimonopolio están adoptando una línea más dura en torno a esas transacciones.
En las recesiones las ganancias corporativas se reducen en un sexto o más. Si
la economía estadounidense sigue aumentando, se prevé que proseguirá la presión
sobre los márgenes de ganancia, lo cual permitiría que los consumidores y
trabajadores reciban un mejor trato de la gran empresa, pero representa dos
riesgos para inversionistas y ejecutivos: en primer lugar, las administradoras
de fondos y los analistas de Wall Street podrían decepcionarse porque esperan
un rebote en las ganancias para fin de año; y, en segundo lugar, muchas
empresas creyeron que los buenos tiempos serían eternos. La deuda corporativa
en el país ha subido hasta 74% del PBI, por encima de su pico del 2008, y 40%
corresponde a empresas apalancadas con deudas que superan en cuatro veces sus
ganancias operativas brutas. Tener ganancias planas y alta deuda resulta
tóxico, la mayoría de gerentes lo admite, pero no cree que tal mezcla dañará
sus resultados, a pesar de que grandes máquinas de hacer dinero están sufriendo.
Por ejemplo, AT&T tendrá que pagar US$ 169,000 millones mientras que sus
utilidades están bajo presión por la reducción de clientes.
Las ganancias se convirtieron en
esenciales de la vida corporativa estadounidense luego del boom. La mayoría de
inversionistas y acreedores estima que seguirán creciendo, y casi toda
presentación empresarial asume que se trata del estado natural de las cosas;
sin embargo, es un pensamiento peligroso, sobre todo si se tiene en cuenta las
circunstancias de la realidad.
Fuente: The Economist Newspaper Ltd, London, 2019. Traducido para Diario
Gestión por Antonio Yonz Martínez, 23 de julio del 2019, pág. 23
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